En medio de un jardín con doce mil rosas
Cierto día primaveral me hallé
Todas eran hermosas, delicadas y aromáticas
De diferentes colores, tamaños y formas;
Sin embargo, eran iguales todas.
Los hombres nos acostumbramos a cultivar
Miles de rosas, y no encontramos a la que buscamos,
Sin embargo, lo que tanto anhelamos
En una sola rosa podría estar.
¿Será que nos hemos acostumbrado a ser hombres “serios”
Dedicados al “calculo” y la geografía”, a sobre nadie reinar,
A encender “faroles” y no reconocer la belleza de ese servicio?
¿Será que estamos ciegos de tanto observar,
Porque con el corazón hemos olvidado mirar?
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