Poema 26

Cuántas puestas de sol más
me harán derramar lágrimas nostálgicas,
hasta que pueda, por la montaña subir
y a tus brazos oh Ciudad Perfecta llegar.

Qué polýtlas sufriente podrá
esperar como buen polýtropos
inspirado por la sonrisa de la divina Beatriz,
padeciendo esperanzado en la tierra y en el fuego
para purificarse en las aguas internas
que los ojos dejan fluir.

Solo uno que se sienta mirando en dirección de su tierra
piadoso a su ideal, a su fatum inmutable;
podrá subir a ti ¡oh Rosa Blanca!
al inicio del año, en la primavera
pasando de la muerte a la vida, en su pascua sin tiempo.

Solo él será recibido por el Sol eterno
al cual están todos, por la caridad, unidos.

Poema 25

Yo no nací, sino que
fue mi madre quien me dio a luz
y no fue ese mi primer día de vida
sino que estaba ya yo formado.

Y cual árbol-altar
crecí viviendo de mi anhelo
sin andar muy lejos,
sin correr muy cerca.

Y mientras las aves en mi anidaban
se fueron extendiendo mis ramas
a lo alto de los cielos
y pude abrazarte, mi dulce anhelo.

Poema 24

Has estado conmigo desde los albores de mi día

Y me acompañas cada minuto hasta que tuerza mi noche

Y termine de escribir este libro

Y comience otro... con letras doradas.

Trilce amiga, compañera

Serás tú la última que vea cuando mis ojos anochezcan

Cuando no haya más pobreza ni dolor

Cuando nadie esté triste,

cuando no tengamos que llorar.