La vida, escurridiza cual agua entre los dedos,
acaba cuando uno menos lo espera;
es entonces cuando llega la muerte, sin avisar,
sin si quiera susurrar, silenciosa, callada,
como caminando de puntillas para que no se le escuche llegar.
Pero llega, y nadie sabe cuando.
viernes, 16 de enero de 2009
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